Bonita casualidad

Aquella extraña era la más bonita casualidad con la que encontrarse los lunes.

Sí, los lunes, porque ambos acudían a aquella reunión, se miraban, se contemplaban, ella contoneaba su pelo mientras lo miraba, y se marchaban sin mediar palabra.

Un día y otro. Él se quedaba paralizado ante aquella mujer, tan preciosa y tan misteriosa a la vez, tan linda y con una bella sonrisa como carta de presentación…

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Bonita casualidad (Internet)

 

 

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