El sol, entrando por la ventana de la habitación, nos sorprendió intercambiando historias de todo ese tiempo en que no habíamos coincidido…
Mientras, yo intentaba contar lunares en tu espalda, intentando aguantar el sueño, que me venció minutos después…
Y así me quedé dormida, en tu espalda, rendida tras la noche en vela…una gran noche…
