Cuéntame algo, le pidió inocente…
Tengo miedo a perderte, me gustas desde hace más de lo que imaginas, me duele alejarme, y te pediría que no te marches nunca -le dijo.
Cuéntame algo, le pidió inocente…
Tengo miedo a perderte, me gustas desde hace más de lo que imaginas, me duele alejarme, y te pediría que no te marches nunca -le dijo.
Me fui antes de tiempo, por miedo a que me echaras, a que estuvieras mejor sin mí.
Y el tiempo me dio la razón, porque no hiciste nada por hacerme volver…
Cada vez que te beso, siguen surgiendo mariposas en mi estómago, que salen a volar como si del primer día se tratara…
Cuando recorres mi piel con tu mano se me eriza al completo, como si del primer día se tratara…
Cansada. Dolida. Decepcionada. Cabreada, de nuevo, conmigo misma. Por ilusa. Por idiota. Por querer creer, en ti, en mí.
Con la decepción más a flor de piel. Repitiéndome que el dolor y la vergüenza pasarán. Pero tu conciencia no quedará tranquila.
Confiando en que pronto todo volverá a darme igual.
Qué gustazo poder mirarte por encima del hombro, porque ya no siento nada si te veo.
Poder mirar al frente sin temor a encontrarme con tu mirada, porque ya no me afecta.
Qué alegría poder decir que te he visto por ahí y no sentir.
Y qué verdad que el tiempo pone a todos en su lugar…
Una imagen vale más que mil palabras. Y qué cierto es. Qué dolor puede suponer una simple imagen, sobre todo cuando es inesperada, unida al silencio injustificado.
Pero que confirma que no me equivocaba, que por desgracia volviste para joderme y lo conseguiste. Con conversaciones vacías y sin destino. O sí, pero solo tú lo sabes. Con invitaciones a creer que algo había cambiado, por eso volviste.
Pero puede que no haya cambiado nada, seguro que una vez más era para entretenerte, para tomarte una venganza que no tiene lugar, para fastidiarme, para no sé qué, cuando ya había y hay alguien.
Y aún me pregunto, entre otras cosas… ¿para qué volviste a mi vida?
Es simple. Cuando chocamos, somos como dos trenes a toda velocidad, sin frenos.
Pero también somos como un río en pleno remanso de paz cuando nos besamos.
Y también somos fuego, del que arde pero no quema, cuando nuestros cuerpos se encuentran.
Y somos…lo que tú y yo queramos…
Mientras te pienso, lanzo un suspiro que, entiendo, ha salido del alma sin esperarlo…
Quizás porque el momento no es fácil, quizas porque evocarte causa una sensación extraña en mí…
Te añoré tanto, aunque ni yo lo sabía.
Caí en un estado de frustración que me llevó a confinarte en el olvido, hasta que te tuve delante otra vez…
Y entonces todo cambió, todo fue distinto…
No creo en las casualidades, soy rotunda en eso…
Creo que buscamos lo que nos hace felices, lo que nos llena…
Por eso te busqué o me buscaste, por eso estás…