Allí te esperaba, con las ganas instaladas en el estómago y las ansias en la garganta, queriendo salir…
Pero cuando te vi llegar, con el semblante serio y tu media sonrisa por bandera, se me olvidó todo lo que quería decirte…
Todo lo que necesitaba escupir se diluyó, y la sonrisa también apareció en mis labios, dándote la bienvenida…
