Lo vivo como una segunda oportunidad. A pesar de que parece que fue ayer cuando dejamos de vernos, de ir más allá, de tener ganas de ahondar en el otro…
Lo llamo segunda oportunidad aunque cada día contigo es como en aquel momento. Como si no hubiera pasado el tiempo. Como si estuviéramos conociéndonos, acercándonos, descubriéndonos…
Como si fuéramos los mismos. Aunque quizás el tiempo haya abierto alguna herida en nuestros corazones, en nuestro interior. Que cicatriza, o que aún sigue latente, que quiere cerrarse, o que aún sangra…
Pero al mirarte a los ojos sé que hay algo ahí, en el aire, entre tú y yo. Hay ganas, hay tiempo para retomarnos. Tengo la sensación de que estamos en un momento dulce, aunque haya que salvar ciertos obstáculos.
Aunque tengamos que llenar nuestros pulmones de aire, hasta que duela, para saber que seguimos vivos. Aunque tengamos que mirarnos a los ojos durante mucho tiempo para saber que no somos hologramas, sino una realidad. Aunque haya que sacar hilo y aguja para cerrar las heridas. Aunque tengamos que rascar tiempo al tiempo. Aunque tengamos que valorar al otro por encima de las circunstancias.
Y a pesar de todo, hagamos que todo valga la pena. Y si no sabemos hacerlo, que nos quede el haberlo intentado. Porque eso es lo que quiero. Porque el destino ha unido, una vez más, nuestros caminos, por eso, creo que merecemos intentarlo.
Y si esto se queda solo en un intento, que sea el intento en el que volcamos nuestras fuerzas y energías. Que sigamos compartiendo aquello que tenemos en común y sigamos descubriendo todo aquello que nos puede seguir uniendo. Y lo que nos separa, sea mínimo. Y que ese intento sea algo que recordar, porque esta segunda oportunidad no nos aleje como lo que somos, amigos ante todo…Y si hemos malinterpretado los designios del destino, que por lo menos haya valido la pena.
Hay quien te hace pensar. Y eso ha hecho hace unos días un amigo.
Un amigo de esos que, si te pones a contar, conoces desde hace más de 20 años…
Te hace ver, desde tu prisma, lo fácil que pueden ser algunas cosas. Y lo difíciles que lo hacemos los demás…
Te hace ver la necesidad de ser positivo. Porque de otra manera, las malas noticias del día a día, las ausencias, los castigos, el sufrimiento, te hunden poco a poco…
Te hace ver lo sencillo que es hablar con alguien a quien tienes cariño a pesar de llevar años, quizás, sin saber de esa persona.
Y eso hace que me reconforte la idea de que, a pesar de apreciar a quien no debemos, hay veces que la vida te permite preservar amigos que estaban, están y seguro, estarán…
Me quedé dormida en tu regazo, mientras tocabas mi pelo.
Así conseguiste que me olvidara de aquel mal día, y me insististe en la imperiosa necesidad de reír cada día para espantar los malos ratos…
Por eso, cuando desperté, abrumada y algo confundida, porque no sabía siquiera dónde estaba, me salió una sonrisa de la boca, casi sin querer y sin saber por qué.
Cuando te vi a mi lado se disiparon las dudas, y supe que tu regazo era mi protección, y tu pecho constituía mi guarida ante los malos días…Por eso volví a dormirme a tu lado, esperando a que amaneciera…
La soledad a veces se pide a gritos. Otras, se huye de ella…
Hoy es uno de esos días en que, sin querer, he ido buscando la soledad, a pesar de estar rodeada.
Porque hay días que el cuerpo te pide gritar, a solas; hablar contigo misma, a solas; estar con gente, pero a solas; preguntarte muchas cosas, pero a solas; y cabrearte, permitir que te dé el bajón e intentar recomponerte.
Pero es básico pedir ayuda a esa soledad que te permite intentar abrir la mente y ver más allá…
Aunque al final del día el cuerpo te pida un abrazo y abandonar esa soledad…
No sé qué es, pero tengo claro que formas un conjunto que difícilmente me podría gustar más…
Esa sonrisa me cautiva…tu pelo revuelto cada mañana me embauca…me divierte mirarte los ojillos cuando los tienes pequeñitos de sueño…tus dedos jugando con mi espalda me hacen vibrar…
Tu sentido del humor, tan particular, tiene algo que me llama la atención, tu forma de ver la vida es mi mantra, y esa visión que tienes de todo, haciéndolo todo más sencillo de lo que parece, es mi envidia…
A veces, y a mí me ocurre mucho, quizás porque creo demasiado en las miradas, te encuentras a un extraño, en cualquier sitio, pongámosle la playa, e intercambias miradas.
Miradas que parecen decir ¿qué miras?
Miradas que te causan sensación…
Miradas que te revolotean en el estómago y te hacen pensar en situaciones rocambolescas, fuera de lugar…