Porque me inspiras. Y como si de un lienzo en blanco se tratara, pongo en marcha mi pluma, para escribirte. Aunque nunca te lo muestre. O por lo menos no todo.
Porque tienes esa capacidad de sacarme una sonrisa, y eso es quizás, lo mejor que puedan hacer por mí. Y eso lo saben los que bien me conocen.
Porque haces que me sienta como en casa, a pesar de todo…
Por eso seguiré dejando que mi pluma dibuje todo lo que me haces sentir. E intentaré que no pensar tanto, como prometí en voz alta, para disfrutar más del momento, ¿junto a ti…?
