Cómo se podía añorar tanto a alguien si haber pasado mañanas completas, despertares complicados o noches en vela…
Cómo se podía querer hablar con alguien todos los días sin apenas conocerle, sin saber si te iba a gustar lo que ibas a escuchar o no…
Cómo se podía querer disfrutar de la compañía de alguien sin haber compartido almuerzos, desayunos, cenas, un cine, un día de playa o de campo con esa persona…
Cómo se podía extrañar a quien nunca ha estado. Cómo se podía echar de menos a quien no ha dado muestras de querer estar. Cómo no darse cuenta de que no existes…
¿Sabes por qué? Porque pensabas que esa persona sería, porque pensabas que era distinta a lo que habías conocido antes. Pero no…
