Topó con él sin esperarlo. Iba sumida en sus pensamientos y no se dio cuenta de que alguien, delante de ella, esperaba a que se apartara para poder pasar por aquella estrecha calle.
Pero ella no hizo caso hasta que escuchó una voz nada familiar que le pidió que se apartara. Y cuando despertó de su letargo y notó su presencia, tampoco pudo apartarse, porque se había quedado quieta, sin poder moverse, porque ese desconocido la paralizó.
No supo su fue su voz, ronca y masculina, o esa penetrante mirada que la estaba desnudando poco a poco, o simplemente el conjunto que formaba todo él…