A veces me igualo a un globo, me inflo y me desinflo a partes iguales y con la misma rapidez.
Y esto es algo que me pasa en cualquier aspecto de mi vida, ahora que lo pienso.
Igual cojo con mucha ilusión y arrebato a alguien que me muestre un poco de interés, que me desinflo viendo la frialdad a mi lado.
Igual cojo con muchas ganas un proyecto laboral, que me hundo cuando no es lo que esperaba.
Igual creo en algo enormemente, que cuando no le veo futuro, lo dejo a un lado.
Así soy yo, tengo la capacidad de crecerme como de hacerme pequeñita ante cualquier incidencia; de la misma manera soy capaz de salir sin protección ante el temporal, que de guarecerme de todo un tiempo hasta que pasen las inclemencias; con la misma capacidad sonrío que lloro; igual soy la persona fuerte que todos creen que me vengo abajo y soy la más frágil que podréis conocer…
En el fondo, creo que todos somos un poco así, pero quizás aquellos que intentamos ser o mostrarnos fuertes, de esos que no se resquebrajan con nada, parece que nunca nos vamos a derrumbar. Y llega un día en que no somos tan fuertes, no somos tan grandes, no nos crecemos ante las adversidades, no somos impasibles, no estamos capacitados para capear el temporal, no podemos echarnos todos los problemas, los nuestros y los de los demás, a la espalda y cargar con ellos…Llega un día en que no somos nada, nos volvemos invisibles y queremos seguir así un tiempo, sin ser nadie para nadie…