Insolente

Prefiero hablar y parecer, a ojos de los demás, una insolente.

Porque estoy cansada de callarme para no estropear las cosas. Total, si las cosas nunca estuvieron bien, para qué fingir que no pienso lo que pienso. Callarme fue una opción que hoy en día no lo es.

Si soy una insolente o una borde quizás el problema no es mío. Es que hablar alto y claro nunca fue una buena opción para quien prefiere callar la verdad, para que no lo sepas, para que la realidad no salga a la luz. Pero llega un momento en que dejas de ser la tonta callada y sueltas las cosas.

Porque ahora no me importa nada. Hace meses sí quise callarme, porque quería saber si te importaba, si podía estar ahí para ti, pero ahora tristemente no tengo nada que perder. Por eso quiero saber la verdad, y si no me la vas a contar intentaré saberla yo, por mis propios medios. Y si no, prefiero olvidarme y ser olvidada.

insolente
Insolente 

Pero no creas que soy tonta, insolente sí. Mucho. Y aún cuando me hice la tonta, tampoco lo fui, pero preferí ver cómo se sucedían las cosas. Ahora no. Ya conozco tus posibles justificaciones, tus calladas por respuesta, tus salidas de tono e intentar hacerme parecer que soy yo el problema.

Estoy cansada de ser la mala, la que no se calla y replica cuando parece que no debe hacerlo, estoy cansada de comerme mentiras y aguantar. Si alguien quiere venir con verdades, sin ocultar ni callar nada, genial, sino, absténganse.

Seguiré siendo la insolente, porque no me han educado para callarme y aguantar, para tragar las milongas que vengas a contarme. Porque soy una tía a la que le gusta ser sincera, realista, precisa, concisa y habladora. Soy de esas a las que le gusta conocer a la gente, estar pendiente de sus pequeñas o grandes cicatrices, de sus dudas, de converger en puntos en común. Me gusta ser mimosa y cariñosa con quien lo merece y se deja. Y me gusta ser yo. Si a alguien no le gusta, no tengo otra cara, no puedo mostrar otra cara. Y por eso no me gusta encontrarme con gente que tiene un doble matiz.