La naturalidad es un aspecto que no se busca, que se encuentra.
Y ahí estaba yo, tendida en mi toalla, ofreciéndote el auricular de mi móvil, para que, sencillamente, escucháramos aquella canción, que podía convertirse o no en nuestra canción. O en la canción de aquel momento, de aquel verano…
Y aunque temía que te pareciera un gesto demasiado íntimo, fue sencillo deshacer aquel entuerto. Porque con la mayor naturalidad que se puede, cogiste el auricular que te tendía, y te pusiste a escuchar esa canción. Y cuando terminó, te giraste y me sonreíste. Sin más…
