Cruzaron sus miradas solo un instante, porque no hubo para más.
Ella la mantuvo y le gustó esa sensación de sentirse observada. Y luego, se perdieron, cada uno en un sentido distinto.
Porque no había más que una mirada cómplice en un cruce momentaneo de sus ojos…nada más. Seguro que no volvían a verse, pero ese instante fue mágico…
