Los sentimientos, a un lado

Por una vez en su vida estaba dispuesta a dejar de lado los sentimientos. Olvidar que tenía alma y que necesitaba sentir. Y simplemente disfrutar de la vida. Si esto era lo que le ofrecía la vida, tenía que aprovechar y ser consciente de que, no era la mejor manera de llegar a la felicidad, pero sí de gozar.

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Y poco más hizo. Dejó a un lado sus pensamientos, esos que tanto la frenaban y se dispuso sencillamente a dejarse llevar. Y los prejuicios, los suyos y los de los demás, porque en definitiva, poco le importaba lo que pudieran pensar aquellos que no la entendían. Aquellos que tenían todo lo que necesitaban. Aquellos que veían la vida desde un prisma distinto. Aquellos que no se ponían en su lugar. Y quien quisiera juzgarla, que lo hiciera…Ya no estaba paratonterías, y punto…

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