No entendía por qué muchos a su alrededor tenían tanto miedo a la soledad. Era incomprensible.
No la soledad de sentirse desprovisto de amigos, familiares. Solo por no estar en pareja. No lo entendía.
Ella, tan acostumbrada a que los hombres fueran y vinieran en su vida, no ansiaba estar con nadie si ese alguien no le correspondía. No quería estar junto a alguien por estar. Si ese alguien que esperaba, llegaba, que fuera porque así lo desease, pero no por obligación.
Por eso se había acostumbrado a sentirse cómoda estando sola, porque para ella esa soledad de la que algunos hablaban era la libertad de poder sentir que había un espacio reservado para alguien, alguien especial, no para cualquiera, porque cualquiera puede llenar un hueco, pero no de la manera que ella esperaba…
Por eso no entendía el miedo y el rechazo de algunos a la soledad…