Premeditar cuándo esa persona que esperas aparecerá por la puerta no es sensato. No lo calcules. Cuando llegue el momento lo hará. Y sabrás que es. No hará falta preguntarte o preguntárselo.
Si te causa algo de miedo o sensación de vértigo seguir indagando en su interior por miedo a lo que puedas descubrir, es que es quien estabas esperando. Porque no sabes qué vas a encontrar.

Cuando llegue no pierdas la oportunidad de decirle que se puede, que comparta contigo sus sueños, sus miserias, sus alegrías y dolores. Y los tuyos.
Disfruta del momento, porque esa persona habrá llegado. Y nunca reniegues de que pueda ser, aunque parezca complicado. Y si duda o dudas, más claro puedes tener que es…