Noté tu aliento en mi espalda mientras me desnudabas poco a poco…
Sentí tu rápida necesidad de sentirme, tocarme…
Escuché tu respiración impaciente en mi nuca, mientras tu lengua jugaba a recorrer mi espalda…
Noté tus manos, algo frías, manejando mi ropa interior, para deshacerte de ella poco a poco. Esa ropa interior que había elegido para que disfrutaras de ella.
Sentí cómo esas manos frías me tocaban los brazos, la espalda, el trasero, y volvían a subir hasta mi cuello…
Me dejé llevar mientras seguías jugando, poco a poco, conmigo, y me perdí en tus propuestas indecentes…
Quise mirarte, por eso me giré, dejando mi cuerpo a tu merced, e intentando despojarte de la ropa. Lentamente desabroché tu camisa y tu pantalón, y me quedé contemplándote, ahí, en boxer.
Pero tú volviste a tomar las riendas de aquella situación, y ahora tu boca recorrió mis pechos y mi estómago, hasta llegar a mi ombligo. Donde hiciste que perdiera la noción del tiempo…
Y a partir de ahí, simplemente sé que grité, me revolví de placer y te pedí más, que siguieras y no pararas, que me llevaras al clímax y me dejaras escaparme…
