No hizo falta más. Hablar un rato, mirarse a los ojos, y sentir magia.
Magia era una palabra que ella había escuchado muchas veces, demasiadas. En algunas parejas, en los libros que leía, o en alguna película. Pero nunca la había sentido.
Pero en cambio con él fue fácil sentirla. No hizo falta más que veinte minutos. Y chas, ahí estaba…
Y ahí estaba él, riendo con ella y haciéndola reír. Algo que tanto valoraba.

Hay que aferrarse a esa magia que tanto escasea últimamente ❤
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