Hay encuentros que sanan. Encuentros que reparan.
Encuentros que llegan porque alguien levanta el teléfono y te interpela, así, de repente, si te apetece un café. Y sí, claro que apetece.
Puede hacer meses que no nos veamos, o que no hablemos, pero de repente un día nos ponemos al día, ante un café. Y ese encuentro repara.
Porque hay alguien que te escucha, que te conoce demasiado bien. Y que sabe darte un consejo, dos o tres…

Son encuentros con personas especiales. No es necesario verlos con frecuencia.
Están ahí para cuando el destino les llama. Un abrazo.
Me gustaMe gusta
Pero tampoco es necesario dejar pasar tanto tiempo. Pero es cierto, como dices, que los llama el destino. Porque ha llegado en un día crítico en que me hacía falta un café.
Un abrazo Carlos
Me gustaMe gusta