Encuentros reparadores…

Hay encuentros que sanan. Encuentros que reparan.

Encuentros que llegan porque alguien levanta el teléfono y te interpela, así, de repente, si te apetece un café. Y sí, claro que apetece.

Puede hacer meses que no nos veamos, o que no hablemos, pero de repente un día nos ponemos al día, ante un café. Y ese encuentro repara.

Porque hay alguien que te escucha, que te conoce demasiado bien. Y que sabe darte un consejo, dos o tres…

encuentros reparadores
Café (Internet)

 

De lo que va y viene…

Hoy no se trata de un microbrelato. Hoy no. No porque no quiera, sino porque sé que no saldrá, ni aunque me lo proponga. Y porque esto no lo merece. Merece más.

Hoy hablo de lo que va y viene. De los antojos de la vida. De lo que se enquista si no lo dices y duele si lo expresas. De los trenes que vienen y van. Y van y no vuelven. De las oportunidades perdidas. Del ‘te lo dije‘ que te dices a ti misma.

Así de loca es la vida. Así de estúpida yo. Así de predecible la respuesta. Pero aún así, quedaba siempre la duda ahí, por si acaso. Aunque no podía ser tan idílico. Pero no podía callar, tenía que intentar llegar a ti, de alguna manera, quizás de la más cobarde.

Darse cuenta tarde. Demasiado tarde. Querer ser lo que no pude. O madurar demasiado tarde. Valorar a quien lo merecía hace tiempo, demasiado. Anhelar lo que no fue mío nunca. Lo que tuve delante, y no supe apreciar.

Porque de eso va esto. De no valorar, de tener miedo a qué pudiera ser, o a que no fuera, y preguntarme ¿y entonces qué hacer?. Del miedo a perder del todo, de una u otra manera. De que aquello que perseguí durante un tiempo por aquellos pasillos no fuera lo que idealicé.

Pero también de no ser suficiente. De no saber dar lo que merecías. De no ser lo que buscabas. Porque idealizar sin conocer es fácil. De que aquellas palabras hacia mí no fueran yo.

Y perdí. Aunque no lo valoré. Y pierdo ahora, en el presente. El pasado no vuelve. Bueno sí, solo en ciertas ocasiones. A mí no me ha pasado. No puedo tener una bonita historia años después. Lo estropeé.

Y pensé que aquel no era el momento. Y me equivoqué. Y el momento no será nunca. Siempre habrá quien tenga la suerte que yo dejé marchar. Por miedo. Por incapacidad…

tren que viene y va

 

Aquí, conmigo

Te quiero aquí, conmigo.

Pero si no supone un problema. Si no te coarto, si no hago que olvides lo demás y a los demás.

Pero si no supone renunciar a nada. Porque no quiero tenerte en exclusiva, sino para compartirte con los demás…con los que te quieren, y a los que quieres…

Pero aún así, te quiero, aquí

aquí conmigo
Aquí, ahora, conmigo (Internet)

Qué hay de ti…

Sin más, me encontré un día preguntándome ¿qué será de él?

Y sin más, me dirigí a mi móvil y busqué tu contacto.

-¿Qué hay de ti? ¿Qué pasa contigo?. Pensé que no obtendría respuesta por tu parte, pero a los pocos minutos, la luz de mi móvil parpadeó y escuché el sonido de un nuevo mensaje.

-Bien, guapa. Trabajando mucho, ahora de camino al gimnasio. Pero bien. No me puedo quejar. ¿Y tú? Veo por tus fotos que tan guapa como siempre…

Y sin duda, fue la prueba de que no había cambiado nada. De que mi abandono, no solo hacia ti, sino hacia todo lo que pudiera significar algo en mi vida, no había tenido fatales consecuencias.

Pareció como si el tiempo se hubiera congelado, y ahí estaba, buscando una nueva frase con la que saber algo más, para no dejar morir la conversación ahí…

que hay de ti
Qué hay de ti (Internet)