Cuando todo falla, te preguntas si eres tú quien no encaja o está errando.
Pero también consideras que, cuando todo falla, es porque has dejado de esforzarte porque todo encaje y has intentado alzar la voz, para explicarte, expresarte, pedir, y reivindicarte. Y eso cambia las cosas.
No es lo mismo errar, y que todo vaya mal, a que siempre calles, y cuando hablas, se te tome por la incendiaria. La que nunca lleva razón, la que siempre pide un sitio, un lugar, la que necesita sentirse apreciada y querida, la que pretende recibir solo algo de lo que da…La que mendiga…
Es triste mirar a un lado y otro y no encontrar tu lugar. Sentir que no perteneces a ningún lugar, ni a nadie. No eres el sueño de nadie, ni con quisiera despertar. No eres la persona con quien hacer planes, ni con quien ir o venir. No eres con quien disfrutar, reír y charlar. No eres con quien compartir confidencias. No eres ese ser importante para alguien. No eres con quien hablar horas. No eres con quien recuperar la confianza. No tienes un lugar especial para esa persona a la que desearías tener. Pierdes gente por el camino, y al intentar recuperarla te das cuenta de que llegas tarde. Nada te ata a nada ni al sitio en el que has querido echar anclas. No eres a quien recurrir, siempre eres el plan b, cuando no hay otra cosa que hacer o a quien llamar.
Por eso es complicado que, en momento en que piensas todo esto, las lágrimas no broten de tus ojos. Porque nadie se pregunta nunca si estás bien. Nadie se pregunta, ni te pregunta, qué necesitas. Nadie se plantea si tras la armadura hay alguien sensible, alguien a quien le gustaría encontrar un camino, en muchos sentidos: en el familiar, en el laboral, en el sentimental, en el de las amistades.
Nadie te tiende una mano, ni cuando puedes necesitarla, ni cuando lo deberían intuir. Nadie piensa nunca si la chica fuerte no lo es tanto. Si esa que siempre está ahí, dispuesta a todo por todos, de vez en cuando espera atención. A veces no vale con pedir, a veces es necesario que alguien observe y te dé un abrazo, un achuchón, una palabra adecuada, un empujón hacia delante, y te reoriente…Porque cuando dejas de estar, o alzas la voz, o recurres a expresarte, entonces, parece que todo lo bueno que has hecho se esfuma…
Pero sigues pensando que cuando algo falla, no siempre el problema viene de ti…Seguro…A veces, los demás también pueden pensar si hacen o no todo lo que deberían por una…
