Ninguno quiso hablar, por miedo a estropear el momento vivido.
Pero al final, fue ella la que alargó su mano hasta la de él, para expresar lo que había supuesto.
Y aunque no hizo falta nada más, ella quiso añadir que había sido un placer.
Porque llevaban mucho tiempo pidiéndose a gritos, deseándose en la lejanía y llegado el momento, se habían cumplido las expectativas. A pesar de que les costó encontrarse…
