El leve roce de tu piel hizo que la mía se erizara…
No hizo falta saber que eras tú para que mi piel respondiera a ese contacto, para que mi piel supiera que eras tú…

El leve roce de tu piel hizo que la mía se erizara…
No hizo falta saber que eras tú para que mi piel respondiera a ese contacto, para que mi piel supiera que eras tú…
No hubo espacio para más. Solo piel con piel.
Debajo de la ducha, su piel morena se acopló a la suya, algo menos tostada por el sol…
Ambos se redujeron a piel, piernas y brazos. Deseo y besos. Ganas. Lujuria…
Besos cálidos, que provocaron que el agua debiera correr algo más fría de lo normal. Para calmar la sed de ambos…
Sentí aquella noche en mi piel durante días.
Quizás sabes de qué hablo, quizás no.
Porque cada movimiento me hizo sentir cada gesto, cada detalle, todo lo que hicimos…
Aunque también me hizo plantearme, en el momento, si recibí todo, o solo lo que no das con ella o con otras.
Si recibo todo de ti o solo lo que sobra, lo que no se queda en otros lugares.
Si recibo todo lo que puedes dar o solo las migajas, porque tengo la sensación de que nunca te he tenido al cien por cien conmigo.
Quizás a mi lado y tan lejos…
Pero aún así todo lo que ocurrió está dibujado en mi piel…