No se trata de que estés aquí siempre. Solo sentirte cuando más falta me hagas, aunque estés a más de quinientos kilómetros.
No se trata de poder oler tu perfume todos los días, a todas horas. Me quedaré con el recuerdo de cómo huele tu piel para poder sentirte cada día.
No se trata de revolver tu pelo, como sabes que me apasiona, cuando te tenga cerca. Solo sonreír al recordar tu cara de mosqueo cuando hago ese gesto que tanto me gusta y tanto te molesta.

No se trata de que estés pegado a mi piel, sin separarte de mi por un instante. Es preferible saber que solo con descolgar el teléfono te tengo ahí, porque dejas lo que estés haciendo para atenderme, y que te encantaría estar aquí para sentir que la distancia no es tanta…