«SOS reclamo atención». Ésa pareció ser mi carta de presentación aquel día en que nos vimos por primera vez, porque en vez de dos besos me plantó un abrazo. Y sentí que era alguien especial.
Supongo que aquellas conversaciones de madrugada, antes de irnos a dormir, hicieron que nos conociéramos bien sin que hubiese hecho falta que nos hubiéramos visto.
Y de esas charlas aprendió todo aquello que yo necesitaba sin necesidad de que le hubiese dicho nada…
