Miró varias veces hacia la puerta por la que debía aparecer.
Miró avergonzada, sin saber cómo reaccionar…
Por eso tuvo que juguetear con sus manos, para entretenerse durante la espera, e incluso bailar de forma imaginaria con la música que sonaba.
La siguiente vez que fijó su mirada en aquella puerta lo vio llegar, fijándose sobre todo en su amplia y bonita sonrisa, que una vez más consiguió desarmarla y ponerla aún más nerviosa…
