Hay miradas y miradas.
A veces, y a mí me ocurre mucho, quizás porque creo demasiado en las miradas, te encuentras a un extraño, en cualquier sitio, pongámosle la playa, e intercambias miradas.
Miradas que parecen decir ¿qué miras?
Miradas que te causan sensación…
Miradas que te revolotean en el estómago y te hacen pensar en situaciones rocambolescas, fuera de lugar…
