Si te vuelvo a ver no sé qué será de mí…
Por eso quiero invitarte a venir, pero no sé si quiero que digas que sí…
O quizás tenga miedo al rechazo, si me dices que no…
A lo mejor rompo la magia que aún conservo de quiénes pudimos ser…
O me quedo con las ganas, una vez más, de qué pudo ser de ti y de mi…
Y me pregunto constantemente ¿y hora qué?
Solo tengo confusión donde debería haber claridad…

Pues hay que decidirse por algo, y siempre es mejor arriesgar que quedarse con las ganas.
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¡Toda la razón!
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