La paz llegó a mi vida cuando dejé de pensarte. Cuando saliste de mi cabeza y nunca más volviste a protagonizar mis días y mis noches.
Ese sentimiento fue pleno en mi vida cuando ya no te puse como una preferencia en mi vida, sino como un pensamiento ocasional y residual que quedó en el pasado.

Y la paz llegó sola, sin buscarla, sin pensarla, sin más. Y la calma vino solapada a esa paz que tanto anhelaba y tanto deseaba. Porque todo llega…
Pareciera fácil conseguir paz, pero cuando vivimos atados a recuerdos o ansiosos por el futuro, tener paz se vuelve la tarea más complicada del mundo… ahora solo a mantenerla 🙂
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En este caso hablo de la paz que te trae olvidarte de alguien que ha formado parte de tus pensamientos. Y eso te da una alegría que te llena el alma! Pero sí, habrá que conservarla por mucho, por lo menos por olvidar a esa persona 🙂
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