Hoy me siento sensible, hasta el punto de creerme vulnerable.
Es de esos días en que las lágrimas asoman a tus ojos sin saber por qué; de esos días en que te apetece estar sola, recreándote en tu tristeza inusual, a la par que caprichosa.
Es de esos días en que me encantaría tener unos brazos en los que cobijarme y un cuerpo al que atarme con los pies, en el sofá, sin nada más que hacer que justificar mis lágrimas con un café y una de esas películas romanticonas…


