Con cierto desinterés se tumbó en su toalla y deslizó los auriculares en sus oídos y dejó que la música inundara su ser.
Así, desconectó de la gran cantidad de gente que la rodeaba, y se centró solo en lo importante, en disfrutar de la playa.
Hasta que uno de los auriculares se deslizó de su oído y la introdujo en una conversación cercana.
Una voz sensual y masculina llamó su atención, y no pudo dejar de buscar a quien hacía gala de esa voz.
Y cierto fue que quien se mostró ante ella no rompió sus expectativas.