Si te empeñas en seguir jugando al despiste, conseguirás que nos alejemos en vez de acercarnos…

Si te empeñas en seguir jugando al despiste, conseguirás que nos alejemos en vez de acercarnos…
Yo necesito (busco) magia y no un falso trilero que crea conquistarme con palabrería barata y la mentira como modo de vida…
Yo necesito (quiero) exclusividad, y no ser a quien recurrir cuando se acaben las opciones o cuando te aburras del ‘aquí te pillo, aquí te mato’…
Yo necesito (pido) madurez y alguien que crea que soy especial, no solo un nombre en una agenda y alguien con quien jugar un rato…
Y es que de esos ya conocí muchos…
Si me tientas, me dejo…
Si encuentras la manera, lo hacemos realidad…
Has conseguido captar mi atención, más allá de lo que me gustaría…
Y me despierto pensándote, y me duermo invocándote en mis sueños…
Y mentiría si te digo que no te tengo en la mente la mayor parte del día…
Y mentiría si te digo que no he imaginado, contigo, demasiadas situaciones que, por el momento, no van más allá de mi imaginación…
Dejé de buscarte, porque es imposible con quien no se quiere dejar encontrar…
Recuerdo el momento en que desperté y te vi, recostado y adormilado, en la cama…
Y sentí la necesidad de recorrer con mi dedo índice cada centímetro de tu piel. Desde allí donde acaba el pelo de tu nuca, hasta donde la espalda pierde su noble nombre…
Y no pude resistir la tentación de intentar despertarte, a besos…
Fue sin duda, la tentación transformada en silueta masculina. Tu silueta…
¿Y si eliminamos la distancia entre nuestros cuerpos y hacemos que la tensión existente entre tú y yo se convierta en algo de lo que poder disfrutar?
Sí, aunque no te lo pareciera, ante ti soy la timidez hecha persona…
No soy capaz de hablar y solo puedo mirarte, estudiar tus gestos y esperar a que la vergüenza se pase para poder volver a ser yo, esa que conoces…
En el pasado, quizás pensé que tú eras el inmaduro, y ni siquiera me paré a pensar en ti más allá…
Ahora, en el presente, me doy cuenta de que el pasado no vuelve, las oportunidades se van, y que ahora quizás soy yo la que se da cuenta de que perdió por no saber valorar, por no saber ver más allá…
Al final resulta que la inmadura, soy yo, no tú…
Supongo que debí mandarte señales equivocadas, y aquí me encuentro intentando deshacer ese entuerto en el que sola me metí…
No sé cómo llegué al punto de creer que no interpretarías cada palabra que dijera; cada gesto que hiciera; cada señal errónea que te mandara…
Pero no fue así, y aquí me veo pensando cómo arreglar todo esto…