Recuerdo el momento en que desperté y te vi, recostado y adormilado, en la cama…
Y sentí la necesidad de recorrer con mi dedo índice cada centímetro de tu piel. Desde allí donde acaba el pelo de tu nuca, hasta donde la espalda pierde su noble nombre…
Y no pude resistir la tentación de intentar despertarte, a besos…
Fue sin duda, la tentación transformada en silueta masculina. Tu silueta…

Precioso
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Muchas gracias!!!
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