La única opción fue seguir adelante…
Sin mirar atrás, sin dejar que la herida doliera más que lo justo…
Porque tu desplante era como el de otros tantos…
Puede que me cogiera de sorpresa, pero sabía el camino para pasar página. Por mucho que doliera que fueras tú…
No iba a insistir. Porque sabía que no merecería la pena…
No iba a llorar. Porque tampoco merecería la pena…
No iba a seguir estando ahí. Porque tampoco merecería la pena…
