Aquel sentimiento volvió, aplastándole el pecho, sin dejarle espacio para la reacción.
Aquel sentimiento al que no sabía ponerle nombre. Porque podía ser decepción, primero consigo misma y después con aquellos que le hacían daño; podía ser miedo a perder, pero evidentemente en su interior sabía que no había tenido nada, por tanto era difícil perder; podía ser frustración porque nada salía bien; podía ser rabia, porque había tanto que no había dicho, pero sabía que daba igual decir o no, hablar o no, intentar hacerse entender o no; podía ser cansancio porque habían sido varios los meses en que había intentado sacar algo en claro…Para nada ¿no?
Le latía el corazón a medias y las ganas de hacer y de quedarse quieta aparecían a partes iguales. Pero decidió que no más, esta vez no podía continuar volviendo allá donde no la querían…No podía más…