Desapareció, como lo hace el calor cuando llega el invierno…
Como lo hacen las flores marchitas cuando se ahogan con el verano…
Como lo hacen las nubes cuando invaden al sol…
Desapareció y no volvió…
Desapareció, como lo hace el calor cuando llega el invierno…
Como lo hacen las flores marchitas cuando se ahogan con el verano…
Como lo hacen las nubes cuando invaden al sol…
Desapareció y no volvió…
A veces, a mí últimamente más de la cuenta, te gustaría gritar, decirle al mundo que no eres tonta…
Pero te callas, y llega un día en que todo eso te sobrepasa…
Por eso, aconsejo gritar más a menudo, descolocar al mundo y dejar el tuyo, el interior, en paz…
Porque sienta muy bien exprimirse, vaciarse y comenzar de nuevo a llenar el vaso…
Es un alma dolida y cansada, que quiere que las cosas sean sencillas…
Es un alma que espera que llegue alguien que le espere, sin dobleces, sin oscurantismo y sin maldad…
Es un alma que reclama cariño, paciencia y ganas…
Si me echas de menos, ven a buscarme, que aún tengo las ganas intactas…
Si me echas de menos, mímame, coquetea conmigo y juguemos a ser adolescentes…
Si me echas de menos, no lo hagas a medias y dímelo sin tapujos…
Somos la máxima expresión de la compenetración…
Somos la cuadratura perfecta del círculo…
Somos lo que queremos, sin añadiduras…
Pero ante todo, somos tú y yo…
De cuando tú y yo éramos uno…
De cuando tú y yo éramos vida…
De cuando tú y yo éramos disfrute…
Pero también de cuando tú y yo fuimos historia…
Te sentí cerca, nuestros cuerpos, acalorados, pero cercanos…
Te sentí, piel con piel, y era demasiado real como para no ser verdad…
Te sentí, tocando hasta el último centímetro de mi cuerpo, y dejándome besar el tuyo…
Te sentí, largo rato, el suficiente para engancharme tanto a ti como para no dejarte marchar…
Su mirada prendió su deseo y quiso ahondar en ella aún más. Porque hacia tiempo que no veía una mirada tan transparente, divertida y sincera.
Por eso no tuvo recelo ni sintió vergüenza por permanecer ahí, mirándolo, mientras se divertía interpretando aquello que le transmitía.
Pero hubo una décima de segundo en que le dio por pensar que su mirada en realidad no la estaba viendo a ella, sino a otra persona que no estaba presente pero sí cercana a su ser. Por eso comprendió que era mejor no ilusionarse con esos ojos claros que tanto le habían transmitido.
El pasado volvió para mofarse de ella. Para hacerle burlas en su cara. Y lo consiguió. Pero se juró que volvería para vengarse, porque las cosas con ella no acababan así.
¿Los silencios son incómodos? Eso dicen, pero el que había habido entre eo esta ellos esa noche había sido precioso, mágico, de esos que dicen tanto con tan poco…
Aquel silencio supuso un antes y un después para ellos, supuso mirarse a los ojos lentamente, saborear el momento y disfrutar al encontrar sus miradas…
Aquel silencio fue el menos incómodo que habían experimentado y sin duda, aprendieron a que fuera un referente para las próximas veces en que se quedaran callados…