Las miradas (II)

Ya sabéis que creo mucho en las miradas. Sobre todo en la de los extraños

Un extraño con el que me he cruzado varias veces ya y que me ha sorprendido girándose y mirándome de forma descarada.

Pero hoy quizás no era mi día, y por tanto no me he atrevido a levantar la cabeza. Es más, me he resguardado en mirar al suelo y he preferido contemplar mis zapatos.

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Porque hoy no era el día. Y es que, por algo que no venía a cuento, quizás mi mirada era más dura, y mostraba rabia, miedo, cansancio

Pero estoy segura que buscaré otra razón para pasar, buscarle y mirarle. Sin reparos.

Su mirada…

Su mirada prendió su deseo y quiso ahondar en ella aún más. Porque hacia tiempo que no veía una mirada tan transparente, divertida y sincera. 

Por eso no tuvo recelo ni sintió vergüenza por permanecer ahí, mirándolo, mientras se divertía interpretando aquello que le transmitía.

 

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Pero hubo una décima de segundo en que le dio por pensar que su mirada en realidad no la estaba viendo a ella, sino a otra persona que no estaba presente pero sí cercana a su ser. Por eso comprendió que era mejor no ilusionarse con esos ojos claros que tanto le habían transmitido.

Una leve mirada

Cruzaron una leve mirada. Corta pero intensa…

Ella parecía más triste pero a la vez su rostro expresaba la calma de quien ha intentado todo lo que estaba en su mano.

Él, en cambio, seguía teniendo ese rictus de pasotismo que ella nunca había querido ver ni interpretar…

Y ahí se acabó. En esa leve mirada…Y volvieron a ser dos extraños, porque nada más pasó, nada más hubo, ni una palabra cruzaron…solo una leve mirada…Algo que no era suficiente…

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Devolver la mirada

Aún a riesgo de saber que no era él, sintió la necesidad de buscar y devolver la mirada a aquel extraño que no dejaba de insistir, de buscar sus ojos.

Pero no sintió ese pellizco, como aquel día cuando estaba programado encontrarse con él. Porque ella quería que fueran sus ojos los que la miraran, que fueran sus ojos las que la recorrieran de arriba a abajo, con deseo, con expectación, sabiendo lo que encontraría pero con ganas de hacerlo cada día…

Y por qué sería que no fue capaz de disfrutar de ese momento en el que se sintió deseada…¿por qué no era él?

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Su mirada

Esa mañana sintió una mirada frente a su cuerpo, de esas que recorrían su ser de arriba a abajo, de esas que examinan hasta el último milímetro de piel. Pero no era de esas miradas que te hacen sentir, que te hacen arquearte. Todo lo contrario. Sintió que no era la de él y simplemente no le gustó.

Quería que la única mirada que se clavara en su piel morena fuera la suya. Que ningún otro si quisiera sintiera ganas de hacerlo, de posar sus ojos en ella…

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Una mirada que no era la suya…