Mil y un cerrojos se habían instalado en su corazón a lo largo de los años, pero ella tenía la intención de romper todos los candados e ir curando las heridas que se encontrara en el camino.
Y aunque él no la dejara, por miedo a una nueva herida, a una nueva decepción, porque no creía en nadie que fuera capaz de sanar aquellos dolores pasados, no dijo que no.
Así que ella lo intentó…
